La depresión se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o
derrumbado. La mayoría de nosotros nos hemos sentido así en algún momento de nuestra
vida.
Pero cuando el estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración
interfieren con la vida diaria durante un período de tiempo prolongado, estamos ante algo más
serio que muy probablemente requiera ayuda profesional. Algunos de estos síntomas son:
Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces.
Pérdida de placer en actividades habituales.
Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño.
Cambio grande en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso.
Cansancio y falta de energía.
Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa.
Dificultad para concentrarse.
Movimientos lentos o rápidos.
Inactividad y retraimiento de las actividades usuales.
Sentimientos de desesperanza y abandono.
Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio.