De la noche a la mañana hemos visto cómo nuestra vida y nuestros hábitos cambiaban completamente debido a la pandemia y al confinamiento. Pérdidas significativas, problemas económicos, cancelación de planes importantes, modificación en la manera de relacionarnos…son sólo algunas de las muchas cosas que han cambiado desde que estallase la pandemia mundial. Por ello, es importante hablar de la salud mental en tiempos de pandemia.
Una infección descontrolada en gran parte del mundo hizo que el virus se propagase y evolucionase a gran velocidad. Un nuevo coronavirus amenazaba el planeta. Científicos, virólogos, epidemiólogos… se pusieron a investigar en tiempo récord sobre la influencia de este nuevo virus, coincidiendo todos ellos en la importancia de encontrar la vacuna lo antes posible. Las experiencias de epidemias pasadas nos darías pistas de lo que podría depararnos el futuro, pero si bien es cierto, el comportamiento de este nuevo virus es relativamente desconocido por lo que según científicos, es difícil saber como serán los próximos años y extremadamente improbable que logremos erradicar completamente este virus.
Los problemas de salud han aumentado exponencialmente, pero no sólo los físicos causados en gran parte por el sedentarismo al que nos hemos visto obligados a mantener, sino también los psicológicos. Con la llegada de la pandemia los problemas emocionales y mentales han aparecido dando lugar a síntomas depresivos, por lo que la consulta con un profesional cada vez está siendo de lo más habitual. El aislamiento sufrido acompañado de núcleos familiares, sociales, laborales o de pareja inestables ha hecho que los síntomas se agudicen al punto de tener que acudir a terapia en busca de ayuda profesional.
Miedo y/o ansiedad: las dos emociones más experimentadas por los colectivos más vulnerables durante la pandemia
Los colectivos más vulnerables son los que más pérdidas han sufrido o los que vivieron las situaciones más difíciles es por ello, que puedan estar experimentando todavía algunos de los efectos negativos como miedo y/o ansiedad.
Cabe destacar que estas emociones experimentadas a dosis bajas y en un momento puntual nos ayudan a adaptarnos ante una situación de peligro, el problema viene cuando la amenaza ya no está pero la sentimos como si estuviera y por un tiempo prolongado.
Esto puede dar lugar a su vez a efectos secundarios como insomnio, taquicardias, dificultades en la atención, opresión en el pecho, apatía, falta de apetito o por el contrario comer en exceso, pocas ganas para disfrutar y dificultad para relacionarnos….
Qué podemos hacer ante el miedo o la ansiedad durante la pandemia
Algunas estrategias a las que podemos recurrir para afrontar mejor esta situación son a los hábitos de vida saludables como el ejercicio físico, una alimentación sana y técnicas de respiración y relajación entre otros. No debemos bajar la guardia, cualquiera de nosotros estamos expuestos a las enfermedades y a los problemas de salud, por lo que debemos establecer hábitos que nos deparen bienestar y salud. Y sobre todo recurrir a ayuda profesional en caso que nosotros solos no podamos superarlo y sintamos como el estrés, la ansiedad, el miedo o la tristeza nos invade y nos dificulta nuestro día a día.
A pesar de que el virus sigue entre nosotros, hemos aprendido a convivir con ello modificando muchas rutinas, por lo que poco a poco vamos superando esta situación de miedo e incertidumbre e incorporando dichas rutinas a nuestro día a día y cada vez estamos saliendo mejor de la situación y a pesar de que oigamos que a todos nos ha pasado factura, lo cierto es que cada persona vive su propia circunstancia y en un contexto determinado, por lo que hay que valorar cada caso de manera individual.