¿Cuántas veces te has repetido «No consigo relajarme»? Claro, porque no es nada fácil y menos cuando estamos nerviosos.
Pero te conviene saber que la relajación es muy necesaria en tu vida para reducir los niveles de estrés, ansiedad y también de ira y enfado.
No te preocupes si al principio te cuesta, con un poco de práctica y empeño lo conseguirás.
Existen muchas técnicas y formas de relajación, lo importante es que encuentres una con la que te sientas cómo/a para que puedas integrarla en tu día a día.
Recuerda que la relajación te ayudará a enfrentarte mejor con los desafíos del día a día.
Cuando estamos nerviosos o tensos, nuestro cuerpo y nuestra mente se encuentran tan rígidos que hace que consumamos más energía de la necesaria.
En circunstancias muy poco frecuentes, la relajación no sería lo más adecuado ni tampoco lo más seguro. Imaginemos el caso de alguien que se relaja cuando un coche a toda prisa viene hacia esa persona. Por suerte estas situaciones se dan poco, pero en caso de darse, relajarse nos pondría en peligro. Por lo tanto, la tensión al igual que el estrés puede ser adaptativo cuando nos permite reaccionar ante el peligro, pero si esta tensión se mantuviera por mucho tiempo, nos pasaría factura tanto a nivel físico como mental. Las energías se consumirían rápidamente y nuestras capacidades, rendimiento y percepción quedarían afectadas.
Con la relajación rompemos este círculo vicioso para funcionar mejor.
A la pregunta de qué puedo hacer para relajarme y por tanto sentirme mejor, la respuesta sería que buscaras cualquier actividad o método que te ayude a reducir la tensión física y mental, te permita conseguir un mayor nivel de calma y bienestar personal.
La meditación, el yoga, mindulness son solo algunos ejemplos. Pero caminar, leer, bailar, practicar deporte también nos ayuda a desconectar y sentirnos mejor.

A mí me gusta mucho el mindfulness porque centra su atención en el presente y no tanto en los problemas y las dificultades de la vida. Se trata de un estado mental que nos ayuda a distinguir los pensamientos útiles de los inútiles.
Nos ayuda a ser conscientes de la realidad y de lo verdaderamente importante para poder valorar las cosas con claridad y disfrutar más de la vida.
El objetivo por tanto es situarte en el aquí y ahora, algo esencialmente valioso pero que casi nunca valoramos por encontrarnos casi siempre más pendientes del pasado y del futuro.
Además es una práctica relativamente sencilla que de practicarse a diario, puedo llegar a convertirse en una filosofía de vida.
Si quieres saber cómo practicar esta técnica de relajación, yo puedo ayudarte.
Al principio te costará un poco porque nuestra mente no está acostumbrada a funcionar así, pero no tires la toalla, a medida que vayas practicando aumentarán tu fuerza y confianza y también las ganas para continuar.
Además en poco tiempo notarás los beneficios y no querrás dejar de practicar.
“La parte de nuestro cuerpo más sana es la que más se ejercita” Séneca
Sólo necesitas unos minutos al día y un poco de constancia para continuar.
A la mente como a cualquier músculo de nuestro cuerpo hay que entrenarla pero hay que hacerlo con paciencia, constancia y dedicación. No te juzgues si al principio te cuesta, lo importante es que no pierdas las ganas ni la motivación.
Es posible que haya cosas que no se puedan cambiar, pero dándonos cuenta de cómo reaccionamos podremos elaborar estrategias para modificar las percepción que tengo sobre ellas.
“Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio se halla nuestro poder de elegir la respuesta. En nuestra respuesta se basa nuestro crecimiento y nuestra libertad” Victor Frankl